AVES
En Nicaragua, las aves son el grupo de vertebrados terrestres con mayor número de especies, 650 hasta la fecha (Martínez-Sánchez et al, 2000b). De estas 160 son migratorias, es decir, crían en la región Neártica (Canadá y Estados Unidos) y se desplazan anualmente al sur durante los meses más fríos del año en el Hemisferio Norte. De estas especies, 19 tienen también poblaciones residentes en Nicaragua, y 28 especies solo pasan de tránsito por Nicaragua en su viaje hacia Sudamérica. Curiosamente hay 3 especies que exhiben un patrón inverso en sus movimientos migratorios, ya que crían en Nicaragua y pasan el resto del año en Sudamérica, como le sucede al Elanio Plomizo Ictinia plumbea.
A pesar que Nicaragua alberga cerca del 8% de todas las especies de aves conocidas, no tiene ninguna especie endémica. El Zanate Nicaragüense, Quiscalus nicaraguensis, es la única especie que era considerada como tal, ya que su distribución se limitaba a las riberas de los Lagos Cocibolca y Xolotlán, pero la deforestación de la zona fronteriza con Costa Rica, al sur del Lago Cocibolca, permitió la expansión de una pequeña población que ahora nidifica en los pantanos del sector de Río Frío, Costa Rica. Otras especies restringidas a hábitats montanos tienen poblaciones aisladas en algunas de nuestras montañas más elevadas, como es el caso del Charralero del las Rocas, Salpinctes obsoletus fasciatus, y el Sabanero Dorsilistado Aimophilla botteri vulcani, ambos restringidos a las partes más elevadas de los volcanes Casita y San Cristóbal. Otro caso que merece atención es el del Charralero Cejiblanco, Thryothorus ludovicianus albinucha o T. albinucha ssp. La distribución aislada de las dos poblaciones nicaragüenses de esta especie, en las faldas del Volcán San Cristóbal y Ciudad Darío, sugiere que se pueda tratar de una especie diferente de la reportada para la Península de Yucatán (Martínez-Sánchez, 1989).
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